El actual sobreuso de fertilizantes y plaguicidas químicos generan múltiples problemas medioambientales, tales como el efecto invernadero, el agotamiento de los terrenos o la contaminación de las aguas tanto superficiales como subterráneas por mencionar solo algunos ejemplos. También es un dato conocido, que si bien los productos químicos logran aumentar considerablemente la producción durante los primeros años, su uso excesivo consigue que el suelo se deteriore y pierda eficacia.
Una solución a estos problemas es el uso de Biofertilizantes o Biopesticidas. Productos naturales, y por lo tanto ecológicos, que proporcionan nutrientes a los cultivos a la vez que lo protegen de las enfermedades, gracias a que mantienen la estructura microbiana del suelo.
Contenidos que encontraras en este artículo
Que son los biofertilizantes
La utilización de fertilizantes microbianos se remonta a nuestra antigüedad. En escritos tanto griegos como romanos se describen prácticas agrícolas como la rotación de leguminosas o el uso de estiércol para producirlos naturalmente. También se ha descubierto que los pueblos mayas mezclaban algas, cianobacterias y otros microorganismos con el propósito de aumentar el contenido de nutrientes en el suelo.
Pero no fue hasta el siglo XX donde se comenzó a patentar y comercializar este tipo de productos. Pero ha sido sobre todo en las dos últimas décadas cuando el desarrollo de fertilizantes compuesto por microorganismos ha ganado en importancia debido a las necesidades actuales, tanto de aumentar la producción como de mantener el respeto al medio ambiente.
Podemos entender como Biofertilizantes los productos que contienen células vivas o latentes de diferentes tipos de microorganismos (generalmente bacterias, hongos y microorganismos), que cuando se aplican, consiguen colonizar la rizosfera. Su objetivo es aumentar el número de microorganismos y acelerar ciertos procesos microbianos con el fin de ofrecer una mayor disponibilidad de nutrientes para la planta y acelerar los procesos fisiológicos en su desarrollo.
Estos compuestos no solo mejoran el estado de la planta, sino que consiguen mejorar el entorno microbiológico natural de los suelos, aumentando su fertilidad, ya que producen un mejor reciclaje de los residuos orgánicos, una mejor fijación del nitrógeno y la transformación del fosforo del terreno.
Tipos de biofertilizantes
Dentro de los utilizados en la agricultura podemos destacar:
Micorrizas
Consiguen la simbiosis entre las raíces y los hongos. Las raíces aportan carbohidratos a los hongos y este a la vez ayuda a la planta a absorber tanto los nutrientes como el agua. Las micorrizas poseen muchas variedades diferentes y están presentes en prácticamente todo tipo de suelos, al ser producidos por las propias plantas en mayor o menor medida.
Las micorrizas consiguen solubilizar el fosfato. Actúan tanto penetrando en las raíces como creando su hábitat alrededor de las mismas. Estos hongos prestan una ayuda muy considerable a la planta, incrementado su resistencia, sobre todo en momentos de sequia, salinidad excesiva o situaciones de estrés abiótico.
Rhizobium
Son un tipo de bacteria que se encuentra en el suelo de forma natural y que tiene la capacidad de asociarse con las raíces de la planta y fijar el nitrógeno mediante simbiosis. Podría decirse que dentro de los biofertilizantes, son los más eficaces por la gran cantidad de nitrógeno que aportan.
Azospirillum
Muy comunes en el suelo, su acción se ejerce en el sistema radicular ayudando a la fijación del nitrógeno. Muy importante en situaciones de estrés por sequias o enfermedades.
Esta bacteria además ayuda al crecimiento de la planta, mejorando su productividad.
Azotobacter
Estas bacterias a través de un complejo enzimático consiguen trasformar el nitrógeno del aire en amonio. Esta bacteria logra producir limo en abundancia mejorando el suelo.
Solubilizadores del fosfato
En esta categoría podemos encontrar hongos y bacterias como el Aspergillus, Bacillus, Penicillium o Pseudomonas, por citar algunos ejemplos. Producen la disolución de los fosfatos que contiene la tierra a través de la reducción del pH del suelo.
Nematófagos
Los nematodos son organismos que viven en el suelo y se alimentan de las plantas a través de las raíces, producen graves daños en los cultivos ya que impiden que las plantas absorban el agua y los nutrientes del suelo.
En la naturaleza los nematodos son controlados por otros microorganismos como hongos y bacterias, como por ejemplo el hongo Paecilomyces lilacinus. Estos hongos parasitan los fitonematodos actuando por contacto.
Aplicación de los Biofertilizantes
Para un uso eficaz de estos microorganismos se recomienda que su aplicación sea realizada durante la siembra o en las semanas posteriores dentro del primer mes desde que emergen los cultivos.
Estos productos los podemos encontrar tanto en forma líquida como solida (en este caso suele estar mezclada con arcillas o turbas). En cualquier caso al estar compuesto por microorganismos en estado latente no deben exponerse ni a la luz del sol ni a altas temperaturas.
Es importante tener en cuenta la compatibilidad que pueda tener con fungicidas o bactericidas. Es recomendable si tenemos que hacerlo aplicar primero los agroquímicos para posteriormente hacerlo con los biofertilizantes, siempre que no sean incompatibles. Otra cuestión importante es si se mezclan con agua, tenemos que tener la precaución de que ésta agua no esté clorada, ya que mataría los microorganismos.
Ventajas de su uso
Podríamos decir que la salud de un terreno de cultivo depende de la actividad microbiana que éste posee. Entre las ventajas de utilizar estos compuestos podemos describir:
- Ecológicos. No producen ningún tipo de residuo.
- Facilitar la absorción de nutrientes por parte de la planta.
- Producción de fitohormonas que fomenta el enraizamiento.
- Mejora la estructura del terreno.
- Descomponen los elementos tóxicos.
- Economía en la producción. Estos productos son bastante más económicos que los fertilizantes químicos.
- Mejora del rendimiento de las plantas.
Presentación de los biofertilizantes en el mercado
Estos productos los podemos encontrar en el mercado tanto de forma líquida como solida cuando se añaden a cualquier tipo de sustrato. Suelen estar elaborados a base de suspensiones celulares con una alta población con una relación superior a 1000 UFC/ml.
Suelen estar formulados con uno o varios microorganismos y con el fin de que se adhieran mejor a las raíces y semillas se suelen mezclar con una solución azucarada o melaza.
En su etiqueta tiene que indicar tanto el tipo como el número y concentración de microorganismos que lo compone. Tanto los momentos de aplicación como las dosis a emplear dependen mucho de esta concentración y siempre debemos de seguir las recomendaciones dadas por el fabricante.
Es conveniente destacar que como todo compuesto formulado con células vivas, estos productos tienen un ciclo de vida corto. Por eso no deben ser almacenados a largo tiempo, no exponiéndolos ni a altas temperaturas ni a la luz directa del sol.
Su importancia en la agricultura ecológica
Los biofertilizantes, no utilizan en sus composiciones ni plaguicidas ni fertilizantes sintéticos. Motivo por el cual podrían considerarse como una buena base para la agricultura ecológica, ya que a través de ellos basamos la productividad de nuestras plantas en la estructura óptima del suelo utilizando solo productos naturales.
La legislación europea ya posee un reglamento específico para este tipo de compuestos, si bien se están revisando y trabajando en nuevas soluciones. Su fin es que estos puedan sustituir (incluso parcialmente) los productos químicos tradicionales.
Esto ha derivado en que actualmente los fabricantes estén investigando nuevas soluciones, compuestas por amplios espectros de bacterias y que sea de aplicación en múltiples cultivos.