Para llegar a entender cómo se realiza la maduración de los frutos es conveniente conocer sus diferentes fases de crecimiento:
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Fase de crecimiento
Esta fase dura desde el momento de la floración hasta prácticamente la caída del fruto. Durante este proceso se produce una gran división celular, lo que produce el desarrollo de todos los tejidos del fruto. Este desarrollo aumenta el tejido vascular y el tamaño de sus paredes celulares aumentando el volumen del fruto, especialmente la corteza.
Fase de alargamiento celular
Esta fase comprende desde el comienzo de la transformación del ovario en fruto, hasta prácticamente el cambio de color del fruto, y su duración es diferente en cada variedad (de 2 a 6 meses).
En este momento la división celular disminuye hasta cesar. El fruto comienza a crecer muy rápidamente, si bien su número de células no aumentará. Esta fase se acompaña de un incremento de zumo, haciendo crecer la pulpa.
Fase de maduración
El fruto comienza los diferentes procesos de maduración siendo su crecimiento a partir de esta fase mínimo, aunque la pulpa sigue aumentando. Se produce un crecimiento del centro del fruto y de la corteza. El contenido de azúcares y elementos nitrogenados aumenta, disminuyéndose los ácidos libres.
Como consecuencia de la degradación de las enzimas de la clorofila el fruto cambia de color. En este momento también se produce un reblandecimiento de los tejidos.
La fertilización y el crecimiento del fruto
La fertilización es fundamental para la correcta nutrición, y de esta forma conseguir frutos de calidad. Por un lado, su crecimiento y engorde depende de la disponibilidad de nutrientes en los árboles o plantas y por otro lado la capacidad que tenga el fruto para atraerlo.
Cuando uno de estos dos factores no se cumple los frutos no se desarrollaran correctamente, y la planta ante la imposibilidad de nutrirlos a todos reducirá su crecimiento o se desprenderá de gran cantidad de los mismos.
Por este motivo, es normal que ante un gran número de frutos cuajados y debido a la gran demanda de energía por la que compiten entre sí, la planta no puede satisfacer las necesidades para su crecimiento y desarrollo por lo que hará disminuir su cosecha en tamaño y cantidad.
Ante esta demanda de crecimiento que necesitan los frutos, la planta tiene que disminuir su crecimiento tanto radicular como foliar, disminuyendo su capacidad de alimentación.
La correcta y óptima aplicación de un plan de riego y fertilización es fundamental para conseguir un eficaz desarrollo y tamaño del fruto.
Factores que influyen en el crecimiento de los frutos
Existen un sinfín de factores que de una manera u otra influyen en el crecimiento de los frutos, si bien la gran cantidad de circunstancias que actúan sobre su crecimiento hace que tengamos que considerar como los afectan, no solo a los diferentes frutos sino también a su gran cantidad de variedades.
Entre estos factores podemos destacar los siguientes:
Edad del árbol o planta
Los árboles más jóvenes presentan frutos de mayor tamaño, pero no siempre acompañados de la calidad deseada, ya que solemos encontrar en frutos grandes cortezas muy gruesas y poca disposición de zumo.
Desarrollo de las hojas
La importancia de las hojas alrededor de los brotes es vital. Cuando el fruto crece rodeado de hojas aumenta rápidamente su crecimiento, ya que le ofrecen a través de la fotosíntesis un gran aporte de carbohidratos.
Sin embargo, llega un momento después de la fase del alargamiento celular que se convierten en competidores de los frutos, consiguiendo restarles los nutrientes necesarios a los mismos.
Número de frutos
Como es normal, a mayor existencia de flores o frutos, más necesidades tiene la planta de aportar en gran cantidad los elementos necesarios para su crecimiento. Por eso es necesario conocer el número de frutos ideal para cada variedad dependiendo del tamaño de la planta.
La regla es clara, a mayor numero de frutos, menor tamaño de los mismos. Muchos agricultores llevan a cabo el llamado aclareo de frutos como una técnica para obtener unas cosechas óptimas, buscando el aumento del tamaño de los frutos a costa de reducir la cosecha.
Temperatura ambiental
Como no puede ser de otra manera, la temperatura ambiental es determinante en la fructificación.
Si los frutos sufren altas temperaturas en sus momentos iniciales de desarrollo, se verán influenciados negativamente en su crecimiento, ya que estas altas temperaturas afectan negativamente a los primeros procesos del desarrollo del fruto. Sin embargo en momentos posteriores un aumento de la temperatura y la luminosidad consiguen incrementar la fotosíntesis, intensificando la disposición de carbohidratos de la planta, reduciendo el tiempo entre la floración y la maduración.
Por otro lado, si el fruto sufre bajas temperaturas en el momento de la maduración influirá de forma indeseada en un desarrollo final.
Disposición de agua
El agua en los meses de otoño es fundamentales para un buen tamaño de los frutos con buenas cantidades de zumo, a la vez que logran reducir la concentración de azúcares.
Es importante que la planta no sufra déficit de agua en los meses más calurosos y secos, ya que suelen ser los momento de mayor crecimiento del fruto. Una falta de agua en estos momentos es determinante, influyendo en el tamaño final del fruto.
El riego frecuente aumenta el tamaño del fruto, sin embargo un exceso de humedad en el suelo disminuye los sólidos solubles del zumo.
Composición del suelo
El tipo de suelo es determinante. Por ejemplo, los suelos arcillosos ofrecen por regla general un fruto más pequeño que los suelos francos o arenosos. Podemos además observar que la disposición de ácidos solubles en el suelo influye en la cantidad de pulpa y la concentración del zumo, a la vez que afecta a su tiempo de maduración.
Fertilización adecuada
El tamaño y la calidad del fruto dependen de la disposición de los elementos minerales de los que disponga la planta. Si no puede ofrecer a los frutos en cada momento los nutrientes que necesita no lograremos alcanzar un resultado óptimo en la producción de nuestros cultivos.
Es muy importante corregir las diferentes carencias que detectemos, pero hay que tener en cuenta que si bien con estas aplicaciones conseguiremos un mayor crecimiento de la planta y un impulso para los frutos, por si solos no producirán un aumento en el tamaño de los frutos. Es importante remarcar que una vez que hayamos conseguido corregir estas carencias (sobre todo las de fósforo y nitrógeno) no mantener su aplicación, ya que su exceso afectará negativamente al tamaño y la calidad de la cosecha.
No ocurre lo mismo con el potasio, ya que una buena concentración del mismo, consigue engordar el fruto sin afectar a su calidad final. Es recomendable la aplicación de potasio en los meses estivales, pero siempre después de la floración.
Otro punto fundamental para una buena cosecha es no descuidar la existencia de carencias de magnesio, ya que su falta dificulta a la planta llevar a cabo lo procesos fundamentales para el crecimiento de los frutos.
Un buen plan de fertilización y su aporte gradual es siempre mucho más efectivo que aplicaciones puntuales.
Recomendaciones para el engorde de frutos
Como hemos visto, una buena producción de frutos es la consecuencia de muchos factores (entre ellos una fertilización adecuada). A la vez podemos llevar a cabo las labores necesarias de aclareo, tanto foliar como de frutos.
No obstante y siempre teniendo en cuenta estas premisas, podemos efectuar una serie de tratamientos para conseguir un mayor engorde de los frutos.
Crecimiento radicular y mejora del suelo
Los suelos sobre explotados y mineralizados sumado a la baja calidad de las aguas afectan al desarrollo de las raíces y con ello disminuyen el potencial genético de los diferentes cultivos. Estimular y proteger las nuevas raíces evitando su muerte prematura permitiéndoles que suministren alimento a la planta durante más tiempo y que produzcan las hormonas correspondientes que es fundamental para tener una buena cosecha.
Los biofertilizantes de nueva generación aminoran el estrés radicular, estimulan la producción de nuevas raíces y generan microorganismos beneficiosos, mejorando tras su aplicación la actividad biológica en la rizosfera. El crecimiento de las raíces trae consigo un aumento de secreciones radiculares en la rizosfera que aprovechan los microorganismos útiles que conviven en simbiosis con la planta para multiplicarse rápidamente a cambio de aportar nutrientes y ofrecerle protección. Algunas sustancias secretadas por las raíces -enzimas, flavonoides, etc.- actúan en los microorganismos como señalizadores o precursores de la síntesis de PGR’s (plant growth regulators) lo que deriva en una estimulación del crecimiento radicular por partida doble, a la vez que ejercen como inductores de la formación de exudados radicales que beneficia a ambas partes.
Fases de crecimiento
Los bioactivadores de la productividad producen sobre la planta efectos de tipo estimulante y hormonal que se asocian a la formación de sustancias biológicamente activas. Esto se traduce en una transferencia de estímulos positivos en fases vitales como en períodos de crecimiento vegetativo, prefloración y en las primeras fases de crecimiento del fruto. Aplicar en botón floral, caída de pétalos y cuaje dependiendo del cultivo.
Producción de raíces
La producción de raíces es un proceso primordial en el crecimiento y la vida de los vegetales y es también un mecanismo de supervivencia fundamental frente al ataque de patógenos radiculares. Favorecer la producción de pelos radiculares facilita la absorción de nutrientes primarios como el fósforo, nitrógeno, potasio, calcio y micronutrientes que son determinantes para un desarrollo óptimo de los cultivos.
Aplicar productos enraizantes al inicio del cultivo, trasplante o reinicio tras parada vegetativa.
Aporte del calcio necesario
El calcio es muy importante para regular la pérdida de azúcares en las hojas durante el proceso de respiración, neutralizar los ácidos orgánicos, conseguir frutos de calidad y tener una buena post cosecha, el boro ayuda en el transporte de azúcares a los frutos mejorando la pared celular e inhibiendo los problemas de calcio. La aplicación exógena es importante especialmente en periodos con condiciones de temperatura extrema y sequedad si coinciden con la floración o con la fruta engordando y/o madurando para ayudar en dichas funciones.
Usar correctores de carencias de calcio desde la floración, aplicando mayor dosis en los momentos de temperaturas más altas.
El papel del calcio en la pared celular así como en su mantenimiento es fundamental no solo en los frutos, también en las raíces. Unos ápices de las raíces activos nos garantizan un aporte continuo de nutrientes, el calcio nos ayuda a protegerlos e influye en el correcto balance nutricional y estimula el movimiento hormonal.
Aumento en la calidad y el tamaño de los frutos
La competencia entre las partes de fructificación, los puntos de crecimiento y hojas debe estar equilibrada para poder llegar a producir unos frutos de calidad. Por ello, se deben crear las condiciones para que los azúcares se muevan hacia las partes de fructificación lo cual se complica bajo condiciones de mucha sequedad, por desequilibrios hormonales o de los nutrientes.
El uso de activadores enzimáticos en los primeros estadios de fructificación equilibra la absorción de azúcares hacia los frutos.
Esperamos que estos consejos para el desarrollo y engorde de los cultivos de frutales y cítricos, te hayan sido de interés, como siempre te invitamos a realizarnos cualquier consulta u opinión sobre tu caso en concreto.