Las enfermedades son la mayor causa de pérdidas de cultivos.
Las afecciones en las plantas pueden ser causadas por el propio ecosistema (falta de nutrientes, contaminación, calidad del agua, etc) o por organismos vivos, como bacterias, nematodos, virus, insectos u organismos patógenos (siendo los hongos los mayores causantes).
Para solucionar todo este tipo de trastornos tenemos a nuestra disposición una amplia gama de productos fitosanitarios como son los herbicidas, insecticidas y fungicidas. En estos últimos centraremos el artículo.
Contenidos que encontraras en este artículo
- 1 El uso de fungicidas
- 2 Necesidad del uso de fungicidas
- 3 Tipos de patógenos
- 4 Observación y conocimientos de los ciclos de los patógenos
- 5 Métodos de aplicación
- 6 Tipos de fungicidas
- 7 Biofungicidas
- 8 Resistencias de los patógenos a los fungicidas
- 9 Consejos para el manejo y tratamiento de enfermedades
El uso de fungicidas
Un fungicida es un tipo de pesticida que mata, inhibe o elimina directamente los hongos que causan las enfermedades. La mayoría se aplican mediante la fumigación o espolvoreo sobre las hojas, los frutos o incluso sobre las semillas.
Dentro de los fungicidas podíamos determinar dos categorías principales dependiendo de su modo de acción:
De contacto o protectores. Se utilizan sobre todo como preventivamente. Se adhieren a la superficie de las plantas impidiendo la germinación de hongos.
Sistémicos o curativos. Utilizados cuando se detecta la plaga. Estos fungicidas son absorbidos por la planta (bien por las raíces o por las hojas) y se trasladan a través de la misma, actuando contra los hongos o mohos en diferentes etapas de su desarrollo.
No obstante, no es posible erradicar todas las enfermedades causadas por hongos con este tipo de productos, como por ejemplo los hongos del género Armillaria o Rosellinia. Motivo por el cual es importante determinar con antelación el tipo y la causa de la enfermedad o plaga a la que nos enfrentamos, antes de poner en práctica la aplicación de cualquier fungicida.
Necesidad del uso de fungicidas
El control y gestión de las enfermedades fúngicas es fundamental para obtener un rendimiento y una calidad óptima en los cultivos. A rasgos generales podemos argumentar tres razones para el uso de fungicidas:
- Controlar las enfermedades.
- Aumentar su producción.
- Mejorar la calidad de las plantas y su vida útil.
Es importante destacar que gran parte de las perdidas en las cosechas se producen después de la recolección, en post-cosecha, los hongos y mohos pueden causar daños a frutas, verduras, tubérculos y semillas. Algunas de estas infecciones pueden causar graves daños en la salud al ser consumidos los productos infectados.
Para una mejor gestión en las enfermedades agrícolas se pueden seguir una serie de pautas de control que pueden ser la rotación de los cultivos, una cuidada selección en las especies más resistentes o menos susceptibles a enfermedades o efectuar la siembra en los momentos más propicios.
A lo largo de nuestra experiencia hemos comprobado que la economía en la producción de cultivos, influye en sus tratamientos. Los productos más específicos (por lo tanto más caros) se suelen utilizar en cultivos de alto valor. Mientras que en el resto se tiene muy en cuenta el grado de gravedad de la infección para determinar el tipo de tratamiento a utilizar.
Tipos de patógenos
Las enfermedades de las plantas suelen estar provocadas por agentes bióticos tales como bacterias, hongos, virus, nematodos y fitoplasmas. Estos agentes afectan gravemente al rendimiento de las plantas, llegando a producir su muerte en algunos casos.
Los principales patógenos que afectan a las plantas son:
Bacterias. Son organismos unicelulares que se reproducen por fisión binaria. Para su desarrollo necesitan ambiente de con humedad alta y un medio con proteínas abundantes. A diferencia de los hongos, las bacterias necesitan una herida en la planta para poder penetrar en la misma.
Las bacterias tienden a atacar tanto el follaje como los frutos aunque también afectan a las raíces.
Hongos. Son organismos microscópicos que colonizan las plantas y se reproducen por medio de esporas, las plantas atacadas por los hongos suelen sufrir diferentes enfermedades como pueden ser:
- Tizones
- Antracnosis
- Marchitamiento
- Roya
- Mildiú
- Pata seca o mal del talluelo
Virus fitopatógenos. Los virus son organismos microscópicos que están compuestos en su estructura de ácido nucléico y una capa proteica, y son tan pequeños que no pueden ser vistos utilizando microscopios convencionales. No poseen órganos reproductivos por lo que utilizan las plantas para multiplicarse.
Los virus no se mueven ni penetran en el tejido de una planta por sí mismos, es necesario que un vector los transporte o disemine. A diferencia de los fitopatogenos causan enfermedades en las plantas de tipo sistémico, es decir afectan a todos los brotes.
Nematodos. Muy parecidos a los gusanos pero de tamaño microscópico. Son organismos pluricelulares, que no poseen sistema circulatorio ni respiratorio. Los nematodos se mueven en el suelo, aprovechando la humedad del mismo para desplazarse a través de movimientos ondulantes.
Fitoplasmas. Son bacterias modificadas que carecen de pared celular y que se presentan por norma general en el floema. Para su diseminación es necesaria la participación de vectores como son los insectos chupadores. Las enfermedades causadas por fitoplasmas son relativamente nuevas.
Observación y conocimientos de los ciclos de los patógenos
Los agricultores en ocasiones utilizan sistemas de pronósticos, sobre todo teniendo en cuenta las condiciones ambientales que favorecen la aparición de enfermedades, con el fin de efectuar aplicaciones en el momento adecuado, evitando gastos innecesarios y disminuyendo el impacto para el medio ambiente.
Otro método es tener en cuenta los umbrales de acción, a través de una observación metódica de las plantas se observa cualquier síntoma de enfermedad, para hacer el tratamiento en el momento que estos síntomas llegan a un nivel donde todavía puede ser controlado.
La observación y el conocimiento de los ciclos naturales de los diferentes patógenos son necesarios para un efectivo control. Es de vital importancia diferenciar entre enfermedades que se producen una vez al año, de aquellas que producen varias generaciones en una sola temporada. Así mismo es de necesario conocer cuánto tiempo tarda en actuar un patógeno latente entre la aparición de los primeros síntomas y la enfermedad de las plantas.
Métodos de aplicación
Los productos fungicidas se pueden encontrar de diferentes formas, líquidos, en polvos, en forma de gránulos o incluso en estado gaseoso. Y su aplicación se puede efectuar de diferentes formas:
Semillas, bulbos o esquejes. Se realizan en el momento de la siembra. Tiene dos objetivos, en primer lugar proteger a las semillas o proteger los primeros momentos del crecimiento de la planta.
Al suelo. Tanto en el surco de siembra como rociándolo en la base de la planta, o a través del sistema de riego por goteo.
Foliar. A través de la pulverización de la parte foliar planta.
Inyectado o pinchado. Este sistema es más utilizados en arboles, para hacer llegar los fungicidas más concentradamente y fácilmente al interior de los mismos al localizarlo en la zona radicular.
Por regla general estos productos están formulados en combinación con otros ingredientes con el fin de mejorar el rendimiento del mismo. En la mayoría de los casos se deben de mezclar con agua y aplicarlos por los diferentes métodos citados. En invernaderos se suelen utilizar además aplicaciones en forma de aerosol a modo de niebla.
En algunos tipos de enfermedades es necesario múltiples aplicaciones para un control eficaz. Indicado sobre todo para los nuevos crecimientos de la planta o reponer los productos que ha perdido por motivo de su descomposición, erosión por agua o viento o degradación por la luz.
Tipos de fungicidas
Podemos distinguir diferentes características en los diferentes fungicidas que nos ayudan a categorizarlos:
Los fungicidas de contacto o protectores son los que se depositan en la superficie de los cultivos. Muchos de estos productos son tóxicos para las plantas si son absorbidos por las mismas.
Los fungicidas sistémicos son los que son absorbidos por la planta y se mueven a través de la misma. Existen varias diferencias según su comportamiento, algunos de estos productos se absorben a través de las raíces se mueven hacia arriba debido a las corrientes de transpiración.
Los fungicidas penetrantes, se aplican en las hojas y se transportan a través de la misma, pero no llegan a otras hojas.
Nuevas variedades de fungicidas de última generación, consiguen moverse a través de toda la planta desde las hojas superiores hasta las raíces.
Preventivos o curativos
Los fungicidas de contacto suelen usarse más como método preventivo. En estos tratamientos es prácticamente necesaria la repetición de aplicaciones para paliar las pérdidas por lluvia, viento o degradaciones por acción de la luz.
Los fungicidas sistémicos al penetrar en la planta, tienen acción tanto preventiva como curativa, ya que actúan durante y después de la infección de los patógenos.
Específicos o múltiples
Los fungicidas específicos son aquellos que actúan contra un patógeno en particular, atacando algún enzima o proteína vital para los mismos. Estos productos al estar tan especializados no suelen ser dañinos para el medio ambiente o los seres vivos, pero en su contra tienden a perder su eficacia, ya que los hongos tienden a crear resistencias al mismo.
Los fungicidas múltiples suelen ser los de contacto, su acción afecta directamente a diferentes hongos. Estos productos están perdiendo protagonismo a favor de los productos específicos.
Modos de acción
Aquí podemos encontrar varias clases:
Algunos productos fungicidas matan directamente a los hongos de diferentes formas, ya sea afectando a su respiración o producción de energía, desactivando las proteínas o enzimas necesarios para el desarrollo de los hongos o destruyendo sus membranas celulares.
Otros actúan de forma diferente atacando su sus metabolismo, como la producción de quitina o esteroles.
En los últimos tiempos, los fabricantes están investigando productos que no afectan directamente a los patógenos. Los denominados con acción SAR (resistencia adquirida sistémica) están enfocados para que las plantas creen sus propias resistencias contra los hongos, como pueden ser la producción de proteínas anti-fúngicas o paredes celulares más grandes. Si bien es cierto que a estos productos les queda un amplio camino de investigación para poder ser plenamente efectivos. Actualmente se usan casi siempre junto con los ‘fungicidas tradicionales’
Orgánicos o inorgánicos
Esta clasificación se efectúa en función de su composición química. Por definirlo de una manera sencilla, podríamos decir que las moléculas orgánicas son aquellas que contienen átomos de carbono en su estructura a diferencia de las moléculas inorgánicas.
Los primeros fungicidas estaban basados en elementos inorgánicos tales como el estaño, el cobre, cadmio o incluso mercurio, todos ellos tóxicos para los hongos. Hoy en día solo se siguen utilizando el azufre y el cobre como elementos orgánicos y además se pueden usar en cultivos ecológicos
La mayoría de los productos comercializados hoy día están basados en su contenido en carbono.
Otras clasificaciones
Existen otros parámetros por los cuales también se pueden clasificar los diferentes fungicidas, como pueden ser:
- Sus ingredientes activos
- Sus grupos químicos
- Su formulación
- Su toxicidad o riesgo para el medio ambiente
Biofungicidas
Dentro de las categorías denominadas biofungicidas, podemos encontrar diferentes tipos:
Biopesticidas microbianos. Utiliza como ingrediente activo un agente biológico que compite o ataca al patógeno directamente.
Bioplaguicidas vegetales. A través de tratamiento genético de la planta se consigue que la misma produzca sustancias pesticidas.
Biopesticidas bioquímicos. Basados en sustancias naturales como por ejemplo las provenientes de la fermentación. Suelen ser de un espectro muy reducido y se descomponen muy rápidamente, por lo que prácticamente no tiene ningún efecto negativo para el medio ambiente.
Resistencias de los patógenos a los fungicidas
Hay que tener en cuenta que el uso de fungicidas tiene que ser preventivo para ser eficaz, o en su defecto aplicar rápidamente al primer síntoma de enfermedad en la planta. Difícilmente pueden curar los síntomas presentes, incluso matando al patógeno causante, debido a que las plantas no se desarrollan igual que la vida animal, los fungicidas solo protegen las futuras partes en crecimiento no infectadas por los hongos. Incluso aquellos que poseen propiedades “curativas” solo son eficaces contra un patógeno durante los primeros días, cuando la infección es grande.
Los fungicidas de última generación han conseguido una alta eficacia contra patógenos muy determinados, con estos avances se han conseguido productos con muy poca toxicidad, tanto para las personas y otros seres vivos, pero en su contra, nos encontramos que algunos patógenos consiguen desarrollar una resistencia a estos fungicidas. Cuando los hongos consiguen generar estas resistencias consiguen que la acción de los fungicidas sea menor o prácticamente nula.
Los fungicidas sistémicos están diseñados para atacar directamente proteínas y enzimas específicos sin dañar el tejido vegetal, consiguen penetrar dentro de los tejidos vegetales y moverse por los mismos, protegiendo incluso más allá de las zonas donde se aplico el producto. Debido a que la acción de estos compuestos es tan especifico, los hongos pueden mutar genéticamente y convertirse en inmunes a aplicaciones futuras.
Estas resistencias producidas por los hongos consiguen que la enfermedad no pueda ser curada con el mismo producto, aunque apliquemos más cantidad o frecuencia en su uso. Este tipo de resistencias se suelen denominar «resistencias cualitativas«.
Otro dato a tener en cuenta, es que los hongos al crear una resistencia a un producto, también están creando resistencias al componente activo principal o a fungicidas de acción similar. También tenemos que tener en cuenta, que la resistencia creada por los hongos en un cultivo, puede repercutir en el cultivo siguiente.
Es fundamental la gestión de las resistencias a los fungicidas, esto es posible utilizando un producto en riesgo de creación de resistencias con otros fungicidas y con medidas de control no químicas. Recordemos que el objetivo principal es disminuir el uso de productos fungicidas.
Por todo ello, hay que seguir las instrucciones del fabricante en cuanto al momento de aplicación y numero de aplicaciones durante el cultivo así como alternar las materias activas de los mismos.
Consejos para el manejo y tratamiento de enfermedades
Por último queríamos mostrar una serie de consejos en el uso de fungicidas que son prácticamente necesarios para poder efectuar un tratamiento de enfermedades efectivo:
- Conocer a fondo el cultivo, sus enfermedades y sus plagas.
- Conocer las variedades resistentes.
- Efectuar prácticas o ensayos de prevención.
- Implantar métodos de control biológico
- Conocer los productos químicos específicos, sus beneficios y sus perjuicios.
- Utilizar productos homologados
Esperamos sinceramente que este artículo sobre los fungicidas dentro de nuestro blog de agricultura te haya servido de ayuda.