Recuperación de frutales de hueso y almendros tras una inundación

por | 25 enero, 2018

Recuperación de frutales de hueso y almendros tras una inundación

 

La inundación de un cultivo o zona de cultivo puede estar causada por abundantes lluvias o el desbordamiento de ramblas o ríos. Si el suelo permanece con exceso de agua durante largo tiempo tendrá consecuencias en la sanidad de la planta.

 

Medidas a tomar tras la inundación

Lo ideal es sacar el agua en las primeras 48 horas. Si es posible se puede hacer una zanja en la calle entre las líneas de cultivo que ayudará al drenaje de la superficie.

Cuando la zona inundada por su situación geográfica no tiene una salida fácil para el exceso de agua, se pueden excavar hoyos a modo de sumidero para recoger el agua y que con el paso del tiempo ésta se vaya evaporando por la acción del viento, lixiviando en el propio suelo e incluso por la acción de las hierbas que van creciendo.

Donde las raíces de los árboles hayan sido dañadas por el exceso de agua y presenten podredumbre por la acción de diferentes hongos patógenos, la frecuencia de riegos deberá ser revisada con el fin de mantener un equilibrio osmótico que permita al cultivo un adecuado balance nutricional en la asimilación de los diferentes minerales.

Suelos encharcados

Las consecuencias de la inundación no aparecen hasta pasado algún tiempo por lo que es importante la observación de la sanidad de los arboles así como identificar los diferentes problemas si aparecieran.

En caso de inundación, los suelos arcillosos y los limo-arcillosos son siempre más complejos de solucionar por lo que excavar un agujero o instalar un pozo de prueba puede ayudar a controlar la profundidad de la zona freática y por lo tanto el grado de anegamiento que pueden llegar a alcanzar.

Si el suelo mantiene el anegamiento durante mucho tiempo la planta sufrirá las consecuencias ya que las raíces sufrirán asfixia por falta de oxígeno debido a que el aire que hay entre las partículas que componen el suelo es desplazado por la acción del agua.

Los síntomas de la asfixia radicular se pueden apreciar en forma de clorosis y marchitez en las hojas así como muerte de brotes. Las consecuencias pueden alcanzar la siguiente cosecha. El anegamiento también puede provocar el lavado de nutrientes y fertilizantes, con la consiguiente perdida de la capa fértil del suelo. Los charcos pueden calentarse rápidamente por la acción del sol y pueden llegar a quemar las raíces de los arboles de manera que es importante quitar ese exceso de agua lo antes posible.

Otro factor que también puede llegar a ser relevante es que las aguas de arrastre pueden depositar una fina capa de arcilla o corteza sobre el suelo que provoca una impermeabilización evitando la penetración de oxígeno y agua del suelo.

El grado de salinidad puede incrementarse a consecuencia del anegamiento porque sales, como el cloruro de sodio, se mueven hacia la superficie del suelo por inundación y subida de las capas freáticas, empezando a tener concentraciones altas y dañando las raíces de los árboles a medida que el suelo se va secando. El incremento de la presión osmótica que provocan impide la asimilación de agua y nutrientes. Estos síntomas se ven en las hojas cuando muestran signos de necrosis en los bordes o en los frutos (rajado y/o blandeamiento de fruta)

 

Precauciones tras una inundación

Es importante no entrar con vehículos mientras que el suelo esté muy húmedo porque se compactará más por la acción de los neumáticos. Si hay mucha proporción de arcilla en el subsuelo, de manera que impide el drenaje al ser una capa freática semi- impermeable, hay que tratar el área aplicando yeso agrícola (la cantidad se determina por un análisis del suelo) a la línea de árboles.

Cuando el suelo esté seco se puede pasar un apero para romper ligeramente la compactación y de esta manera se consigue oxigenar además de permitir que el agua de la fertirrigación penetre correctamente. Esta operación se debe hacer con precaución para no dañar la estructura del suelo así como las raíces de los árboles que están a relativa poca profundidad.

Además de saber la composición del suelo en zonas problemáticas para poder corregirlos mediante la adicción del yeso agrícola, el estiércol y los acolchados orgánicos aplicados en la línea de árboles reducirá la formación de costras y mejorará la penetración del agua, la aireación y el drenaje del suelo además de fomentar hongos beneficiosos antagónicos a las pudriciones de las raíces por hongos patógenos. La paja extendida a la línea de cultivo también puede ayudar para la aireación y permeabilidad.

 

Daños en las raíces

El manejo del riego debe hacerse con precaución para evitar saturar el suelo y fomentar la expansión de enfermedades como Phytophthora. Las enfermedades de raíz se deben distinguir de los daños causados por el propio anegamiento o por deficiencias que la planta ya tuviese por diferentes causas. La pérdida de masa radicular y la vascularización de la enfermedad causada por los patógenos, provocan falta de asimilación de agua y nutrientes manifestándose en forma de defoliaciones y hasta con la muerte del árbol.

Enfermedades por Phytophthora en frutales

 

La identificación de las enfermedades de raíz no es fácil por lo que lo aconsejable es recoger muestras y llevarlas a analizar a un laboratorio autorizado o contar con un asesor agrícola que sepa identificarlas.

La estructura del suelo mejora con la adicción de materia orgánica y/o ácidos húmicos, ya que esponjan el suelo con el consiguiente aireamiento y mejora en el drenaje del agua además de mejorar la asimilación de nutrientes, estimulación del crecimiento radicular y crear una rizosfera propicia para los diferentes microorganismos beneficiosos, necesarios e imprescindibles para la raíz y por supuesto para el árbol o cualquier planta.

Nutrición. Tratamiento recomendado

Las fuertes lluvias provocan un lavado de nutrientes básicos como el Nitrógeno o el Potasio de la zona radicular. El exceso de agua a partir de unas 36 horas y en adelante causa una reducción de oxígeno en el suelo y esto la pérdida de las bacterias nitrificantes encargadas de transformar el Nitrógeno (fuente básica para las plantas) en la forma asimilable para la planta.

También el fósforo y el calcio verán su capacidad de asimilación minimizada en condiciones de anegamiento por lo que debemos aplicarlos en las dosis adecuadas para reducir el posible déficit y mejor si lo hacemos en forma de nutrientes complejados o quelatados.

 

Enfermedades debidas a la alta humedad

Aparte de la raíz, muchas enfermedades  afectan a las frutas y hojas, básicamente hongos y bacterias, son más activas en condiciones de humedad alta o lluvia incrementando su amenaza para los cultivos debiendo prevenirse con el uso de diferentes fungicidas o bactericidas que puedan emplearse según el momento de desarrollo del árbol, sobre todo si la fruta está sin cosechar para respetar los plazos de seguridad recomendados y si ya se recolectó, para que mantenga las hojas el tiempo necesario para que pueda hacer reservas y quede limpio para la siguiente brotación.

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